La llegada de septiembre suele estar acompañada de un cambio en la atmósfera. Los días se acortan, las hojas de los árboles comienzan a teñirse de tonos cálidos y la temperatura desciende gradualmente. Para la mayoría, este mes marca la transición del verano al otoño, una época que puede evocar sentimientos de nostalgia y reflexión. Pero para las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer, la vuelta a la rutina tras las vacaciones puede tener un impacto aún más profundo, tanto a nivel cognitivo como emocional. Esta transición puede generar confusión, ansiedad y frustración en aquellos que ya enfrentan dificultades cognitivas, ya que implica un cambio en la estructura de sus días y la necesidad de adaptarse a nuevas situaciones.

A nivel cognitivo, las personas con Alzheimer pueden experimentar dificultades para recordar los horarios, las tareas diarias y las responsabilidades. Esto puede llevar a una sensación de desorientación y desorganización. Para ayudar en esta situación, es fundamental mantener una rutina constante y predecible. Establecer horarios fijos para las comidas, el ejercicio, la toma de medicamentos y otras actividades puede proporcionar un sentido de seguridad y estabilidad.

En el aspecto emocional, la vuelta a la rutina puede generar estrés y angustia. Las personas con Alzheimer pueden sentirse abrumadas por los cambios en su entorno y por la dificultad para comprender y adaptarse a nuevas instrucciones o situaciones. La comunicación es clave en este punto; es importante hablar con calma y claridad, utilizando un lenguaje simple y brindando apoyo emocional.

A continuación, presentamos algunas recomendaciones para ayudar a las personas con Alzheimer durante la vuelta a la rutina en septiembre:

1.      Mantener una rutina estable: Mantener una estructura diaria consistente puede proporcionar seguridad y ayudar a reducir la confusión. Establecer horarios fijos para las actividades es esencial.

2.      Simplificar las instrucciones: Proporcionar instrucciones claras y sencillas para las tareas cotidianas puede facilitar la comprensión y la ejecución de las mismas.

3.      Adaptar el entorno: Hacer ajustes en el entorno, como etiquetar los objetos o crear recordatorios visuales, puede ayudar a las personas con Alzheimer a orientarse y realizar tareas con mayor autonomía.

4.      Estimulación cognitiva: Realizar actividades de estimulación cognitiva puede proporcionar un sentido de logro y ayudar a mantener las habilidades cognitivas.

5.      Fomentar la participación en actividades significativas: Involucrar a la persona en actividades que solían disfrutar puede ayudar a mantener su conexión con el presente y estimular su mente.

6.      Promover la participación social: Mantener la interacción social puede ser beneficioso para el bienestar emocional. Participar en actividades grupales adaptadas a sus capacidades puede proporcionar apoyo y estimulación.

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