Rutinas de estimulación cognitiva y ejercicio físico
En el periodo estival solemos ser menos estrictos con los horarios; no obstante, es importante que algunas rutinas se mantengan, como el horario de las comidas principales del día, de sueño y descanso, cierta estimulación cognitiva y un poco de ejercicio físico.
Las rutinas son fundamentales para los pacientes con demencia: les orienta y les ayudan a conectarse con la realidad.
Cada cuidador valorará cómo puede ser esa rutina que nos permita disfrutar de las vacaciones al tiempo que planificamos la jornada: horarios de comidas, alguna actividad de estimulación cognitiva (a través de cuadernos de actividades o aprovechando el entorno en el que nos encontramos), aseo personal, ocio, paseo, etc.
Estimulación social: es el momento de quedar con familiares y amigos para sustituir su rutina habitual de acudir a un centro donde están en contacto con más personas.
En cuanto a la estimulación cognitiva, presentamos a continuación algunos consejos para elegir actividad y cómo llevarla a cabo:
1 Nos centramos en pasarlo bien, no en el resultado.
2 Tengamos en cuenta sus gustos e intereses. Las actividades que le gustan o le gustaban. Promueve su realización ofreciéndoselas y ayudando a completarlas, recuerda que puede haber perdido la iniciativa, es muy habitual.
3 Podemos proponer hacer juntos la actividad y ofrecerle varias para que elija la que más le apetece.
4 Estaremos atentos a las señales de disfrute y cambiaremos de actividad siempre que sea necesario si detectamos cansancio, aburrimiento o frustración. Aprovechemos el ocio: música, pintura, conciertos al aire libre, baile, museos, actividades deportivas etc. Sus preferencias nos dirán cuál elegir.
5 Adaptaremos las actividades a las capacidades de la persona, ofreciendo la ayuda necesaria, tengamos en cuenta las limitaciones sensoriales y evitemos actividades peligrosas.
Ejercicio físico
Es importante mantenernos activos para conservar nuestras capacidades físicas. Os animamos a seguir activos durante estas vacaciones y os proponemos unas sencillas tablas de ejercicios para realizar en estos días.
Antes de realizar los ejercicios, despejamos la estancia donde vas a hacerlos para que no haya obstáculos que impidan que tu movimiento sea libre.
Realizaremos ejercicios de movimientos articulares de piernas, brazos y tronco. Mejoraremos la coordinación y la integración del esquema corporal.
Para la ejecución de los ejercicios solo necesitarás una silla y animarles a moverse. (Podemos poner música que les guste para hacer la rutina más amena)
Ejercicios de brazos
Ejercicios de piernas
Viajar con una persona con demencia
Es importante que el cuidador pueda relajarse y disfrutar de esos días de descanso y que el paciente se sienta arropado y seguro y mantenga cierta rutina. Si es un destino que el paciente ya conoce puede facilitar mucho la estancia en el lugar de destino: segundas residencias, playas conocidas que hayamos frecuentado, etc. Ahora bien, convendría consultar a su médico, geriatra o neurólogo si es conveniente viajar con el paciente.
Algunos consejos para disfrutar de esos días de descanso:
Planificar
Es importante que planifiquemos el viaje desde casa, contemplando la totalidad de la rutina diaria que llevaremos a cabo en nuestro viaje; así, dependiendo del grado de afectación de la persona con demencia podremos establecer una jornada con actividades compartidas; si vamos con amigos y/o más familiares el cuidador principal puede programar algunas horas del día para relajarse mientras otra persona se queda al cuidado del paciente con demencia. Si viajamos solos con el paciente y el grado de deterioro no permite hacer actividades como ir a la playa unas horas seguidas, podemos informarnos previamente si hay centros de día o instituciones donde podamos dejar a nuestro familiar afectado durante unas horas mientras nosotros disfrutamos de unas horas de descanso. Siempre nos quedará el resto de la jornada para compartir con ellos.
Documentación médica y centros sanitarios en el lugar de destino
Lista de medicamentos, comprobar que tenemos suficientes dosis. Tarjeta sanitaria. Teléfonos de contacto y centros sanitarios disponibles. Informe médico reciente.
Visitar lugares que le resulten conocidos
Puede llegar a conocerlos y facilitar así su adaptación.
El proceso de adaptación
Necesitaremos un tiempo para ir descubriendo el entorno y familiarizarnos con él: reconocer las habitaciones de la casa, o la habitación del hotel; dejar alguna luz encendida por la noche por si va al baño, para evitar accidentes. Las visitas a familiares, amigos y conocidos se harán de forma escalonada, controlando los tiempos de exposición y viendo sus reacciones durante la visita y después. Si vemos que se alteran podemos espaciarlas.
Establecer rutinas
Viajar ya implica romper con la rutina. La rutina, a las personas con demencia, les ayuda a estar más centrados, reduce la ansiedad y el estrés y facilita que lleven a cabo tareas simples del día a día. Alguna de estas rutinas cotidianas será imposible mantenerlas, pero otras sí podemos mantenerlas durante las vacaciones, como el aseo, horarios de comidas, de descanso y de actividad. Si bien todo depende de la fase de la enfermedad en la que se encuentra nuestro familiar, Por ejemplo, podemos ser más flexibles a la hora de ir a dormir o de realizar más actividades de las previstas si vemos que está tranquilo y animado y reacciona bien, En cualquier caso, establecer momentos de descanso, como la siesta, y no saturar los días de actividades es aconsejable.
Acompañamiento permanente
Para evitar el exceso de desorientación que le produce el cambio, conviene que la persona con demencia permanezca siempre con alguien de confianza, con quien se sienta segura. Por otro lado, extremaremos las precauciones de seguridad y sería conveniente que lleve un sistema de geolocalización, se puede despistar y perder fácilmente.
Ambientes relajados
Trataremos de evitar lugares muy concurridos o ruidosos; esto les altera bastante.
Recrear ambientes conocidos
Para reducir al mínimo la desorientación que produce el cambio de lugar, podemos traer elementos que le resulten familiares y conocidos como su almohada, alguna fotografía familiar, fichas de estimulación cognitiva que le resulten reconocibles por trabajarlas en el centro al que acude regularmente, etc.
Tomarnos el viaje con calma y elegir un lugar del agrado de nuestro familiar con demencia
Plantearnos unas vacaciones tranquilas, sin presiones. Elegir entornos naturales, si es posible, en lugar de urbanos que puede ser más estresante. Organizar pocas actividades al día de forma que nos permita disfrutar de la jornada completa sin alteraciones. La transición de una actividad a otra sabemos que nos llevará algo más de tiempo del habitual.
Contemplar las preferencias de nuestro familiar afectado de demencia nos permitirá viajar con mayor garantía de que el viaje lo disfrute y, por extensión, nosotros estaremos más tranquilos también. Podemos buscar algo intermedio entre sus preferencias y las nuestras.